miércoles, 20 de abril de 2011

AGUA, RADIACIONES Y NIÑOS: UN TRIPLETE PELIGROSO.

A pesar de la mayor concienciación acerca de los peligros de la exposición solar , la aplicación de fotoprotectores en los niños sigue sin ser un hábito por parte de los padres. Teniendo en cuenta que varios estudios señalan que entre el 50 y el 89 por ciento de la exposición solar de toda la vida se da antes de los 18 años y que los niños carecen de la capacidad natural para defenderse del sol y pueden desarrollar quemaduras solares graves y de severas consecuencias a largo plazo, la necesidad de una fotoprotección adecuada se hace inperiosa.
Los síntomas más habituales causados por una prolongada exposición solar en los niños son  insolación, vómitos, dolor de cabeza, llanto, signos de deshidratación, piel roja e hinchada, ampollas y vesículas cutáneas. Para evitar todos estos efectos del sol en los más pequeños, los expertos recomiendan tomar siempre las siguientes medidas:
  • Cubrirlos con un gorro y una camiseta.
  • Hacerles beber agua regularmente.
  • Obligarles a descansar en la sombra.
  • Aplicar un factor de protección adecuado y repetir la aplicación tantas veces como sea necesario.
Además los niños pasan mucho tiempo jugando dentro del agua, donde también penetran los rayos ultravioleta, por lo que es importante el uso de protectores solares resistentes al agua. Una vez fuera, es aconsejable secarlos, ya que las gotas de agua sobre la piel actúan como lupas que intensifican la acción dañina de los rayos solares. 

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